Es obligatorio pero
hace falta escribir siempre lo mismo, que las pautas, que los horarios. Siempre
es lo mismo. Lo único que agradezco es estar con mis amigos, poder contarnos todo
lo que paso este verano, y reír juntos. También agradezco la voluntad de mis domadores
al querer enseñarles a estos hipopótamos indomables.
Al llegar me encontré
con zombies como yo. Estábamos invadiendo la esquina queríamos cerebros para
desayunar y ya nadie lo tenia. Entre a la jaula y me di cuenta que estaba
entrando a un lugar sin salida después de pisar la jaula ya estaba acabada. Me
banqué dos horas seguidas un domador que nos trataba como ponis. En el descanso
salieron todos los animales desaforados por alimento o por descargar en el
chiquero. Yo mantuve mi calma y camine hasta llegar a un punto donde no había
nadie, hasta que las bestias subieron y invadieron todo el espacio.
Toco el timbre de
salida y los domadores nos hicieron formar una fila como si no supiéramos bajar
unas escaleritas. Al bajar fue hermoso el viento en la cara pero odioso el
camino hacia el zoológico.
Agradezco que estos años en la jaula me ayudaron a conseguir amigos pandas, gorilas y mapaches. Y que los domadores me han enseñado todo lo que aprendí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario